La Asociación Española de Farmacéuticos Católicos es de ámbito nacional y ha sido constituida legalmente el 6 de mayo de 1992.
Somos un grupo de farmacéuticos abiertos a todos los compañeros que comparten nuestra inquietud de dar el testimonio de rectitud moral, humana y profesional, propios de un cristiano.
Los miembros de la Asociación debemos ser en el trabajo cumplidores exigentes, hacer partícipes de nuestra fe a los demás y dar testimonio en el ejercicio profesional del espíritu cristiano; por ello la asociación promociona los medios necesarios para encauzar las inquietudes ético-profesionales.
Publicaciones, boletín cuatrimestral, página web –www.farmaceuticoscatolicos.org – concurso anual de “El Farmacéuticos en la Defensa de la Vida”, simposios, conferencias y todas aquellas actuaciones que contribuyan a elevar el nivel profesional y moral de nuestra profesión.
Solicitando su ingreso en la misma a la sede social situada en la C/General Zabala, 10 bis, 28002 Madrid. Tel: 648 02 65 35.
“Está claro que la distribución de medicamentos, lo mismo que su concepción y su uso, debe ser reglamentada por un código moral riguroso, observado con esmero. El respeto de este código de comportamiento supone fidelidad a ciertos principios intocables que la misión de bautizados y el deber de testigos cristianos hacen particularmente actuales.”
“Todo esto exige por parte del farmacéutico una reflexión que se renueve incesantemente. Las formas de agresión contra la vida humana y contra su dignidad son cada vez más numerosas, sobre todo mediante el recurso a medicamentos, siendo que estos no deben ser jamás utilizados contra la vida, ni directa ni subrepticiamente.”
“El farmaceútico tiene el deber de ser un consejero atento para quienes se procuran medicinas, por no hablar de la ayuda moral que puede proporcionar a todos aquellos que, tras comprar un producto, esperan también de él un consejo, un motivo para confiar y un camino para seguir.”
“Para el farmacéutico católico la enseñanza de la Iglesia sobre el respeto a la vida y a la dignidad de la persona humana desde su concepción hata sus últimos momentos es de naturaleza ética y moral. Adherirse a esta enseñanza representa seguramente un deber difícil.”
“La Iglesia tiene necesidad de vuestro testimonio”
(Discurso del Papa Juan Pablo II a la F.I.F.C. el 3-XI-90).