Asociación Española de Farmacéuticos Católicos | ¿Cómo debe actuar un farmacéutico ante la dispensación de un tratamiento de fertilidad?
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¿Cómo debe actuar un farmacéutico ante la dispensación de un tratamiento de fertilidad?

¿Cómo debe actuar un farmacéutico ante la dispensación de un tratamiento de fertilidad?

Juan C. García de Vicente

Médico. Doctor en teología. Profesor de bioética. Asesor esp. de AEFC.

Octubre-2011

Algunos farmacéuticos tienen dudas por motivos éticos acerca de la dispnesación de esos fármacos. Aunque sería necesario conocer en concreto qué medicamento se solicita, en general se puede decir lo siguiente.

Esas medicinas se usan para «tratamientos de fertilidad». La idea es que si esos medicamentos van a ser usados en ciclos que llevarán consigo Fecundación In Vitro (con congelación de embriones sobrantes, como es costumbre), ellos deben rehusar participar en ese proceso, y no dispensar la medicación que se solicita. El motivo es que la Fecundación In Vitro (FIV) es un medio de reproducción humana que lleva consigo daños graves al embrión (se le congela, son eliminados los sobrantes o de menor calidad, etc.), e impide que el origen de un ser humano sea el acto conyugal amoroso de sus padres.

Pero no hay que olvidar que tales medicamentos también son usados en otras técnicas de fertilidad que, a diferencia de la Fecundación In Vitro, sí podrían ser respetuosas con la dignidad del ser humano y de la procreación humana. Concretamente esos medicamentos se usan para la hiperestimulación ovárica de cara a un tipo específico de inseminación artificial (no cualquier técnica de inseminación es éticamente correcta) que no disocia la unión conyugal de la procreación, o de cara a «relaciones conyugales programadas». Si este fuera el caso de la persona que va a pedirlos a la farmacia, esos farmacéuticos podrían dispensarlos (son sustancias que pueden tener un uso bueno). Es decir, salvo que conste que las usuarias harán FIV u otra técnica con graves reparos éticos igualmente, podrían dispensar esas sustancias presentando la correspondiente receta.

Por desgracia hay que saber que la mayoría de las mujeres usan FIV como técnica de reproducción. Por ese motivo, en principio es mejor no dispensar esos fármacos, para no participar en ningún paso de ese proceso.

Como siempre, el farmacéutico deberá tener presente no sólo su deber de no cooperar al mal, sino de difundir y cooperar al bien. En este sentido, un farmacéutico bien formado moralmente procurará, en la medida de lo posible, explicar el sentido humano de la procreación y el deber de evitar daños graves a los seres humanos producidos cuando se usan estas técnicas.