Asociación Española de Farmacéuticos Católicos | LA CRUZ DE LA FARMACIA NO SE APAGA, NI SIQUIERA EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS
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LA CRUZ DE LA FARMACIA NO SE APAGA, NI SIQUIERA EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

LA CRUZ DE LA FARMACIA NO SE APAGA, NI SIQUIERA EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

Por EL MUNDO

16 abril 2020

La cruz de la farmacia no se apaga, ni siquiera en tiempos de coronavirus. La pandemia ha causado ya la muerte de nueve farmacéuticos y dos técnicos de farmacia, y 493 profesionales han sido ingresados o están en cuarentena.

Sin embargo, ellos no se rinden: unos desde el hospital, otros en laboratorios y, la mayoría de los colegiados, en sus farmacias. Son 51.959 farmacéuticos trabajando en las 22.071 boticas que hay en España (el 87% de los colegiados), de los pocos establecimientos comerciales que deben abrir, según el Real Decreto de 14 de marzo por el que se declara el estado de alarma. Ellos siguen a pie de mostrador, aunque 48 establecimientos hayan tenido que cerrar temporalmente (hace una semana eran 65, pero algunos han podido reabrir) y 271 boticas tengan algún trabajador afectado. Y lo hacen atendiendo a sus vecinos de siempre, sin saber si están o no contagiados, al no haber sido diagnosticados.

Según datos oficiales, hay más de 27.000 profesionales sanitarios contagiados (más de un 15% de los infectados), aunque no son todos los que están, ya que el Gobierno no les está haciendo llegar los test de diagnóstico al no considerarles colectivo de riesgo. Test que tampoco están llegando a muchos otros profesionales sanitarios, razón por la que, a finales de marzo, los Consejos Generales de cinco profesiones sanitarias (farmacéuticos, médicos, enfermeros, dentistas y veterinarios) emitieron un comunicado pidiendo al Gobierno protección para sus 721.00 profesionales sanitarios.

A este respecto, Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, considera que los farmacéuticos están siendo los grandes olvidados de las profesiones sanitarias en esta crisis: «No sé por qué, se ha hecho una diferencia entre profesionales sanitarios y farmacéuticos, cuando los farmacéuticos somos profesionales sanitarios por ley, igual que el resto. No sabemos cuáles han sido los razonamientos, pero, con escuchar las declaraciones de algunos portavoces del Gobierno, ha quedado claro. Sin embargo, para los ciudadanos esto no es así y nos lo están demostrando todos los días».

Aguilar se refiere a unas declaraciones que levantaron ampollas en el colectivo farmacéutico, realizadas el pasado 23 de marzo por el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. Este consideró los riesgos de los farmacéuticos como inherentes al ejercicio de su profesión, igual que los cajeros de supermercados y otros colectivos. Como única protección les sugería mantener las medidas de precaución (un metro, metro y medio de distancia), utilizar mecanismos de pago que eviten el contacto directo y garantizar que las personas que puedan llegar con síntomas mantengan claramente las distancias. «Así, obviamente, el riesgo se reduce», dijo.

EN PRIMERA LÍNEA

En este sentido, Aguilar recalca que «los farmacéuticos estamos en la primera línea, a la que acuden tanto pacientes que van a por sus medicaciones como otros que no saben si están infectados. Muchos centros de salud están cerrados, se les hace seguimiento telefónico y se les indica que tomen antitérmicos y vayan a la farmacia».

El presidente del Consejo General de Farmacéuticos subraya que, pese a que pidieron protección al Gobierno, al final se la han tenido que buscar ellos mismos y con sus propios medios.

Pero la vocación puede más que el miedo. Lo demostró en vida el primer farmacéutico fallecido que se ha conocido, el pasado 28 de marzo: José Tomás Mijimolle, toda una figura en la profesión y en su barrio de San Nicasio, en Leganés, donde regentaba una farmacia, cerca de la de su mujer, Carmen Cuadrado, fallecida también tres días después a causa de la pandemia.

Sus 79 años de edad no le impidieron estar trabajando en su farmacia de Leganés hasta el último momento: «Trabajó por y para su gente. Sus últimas palabras fueron para las trabajadoras de la farmacia, que tuvieran cuidado», recuerda entre lágrimas su hija, la también farmacéutica Mª Carmen Mijimolle, vocal nacional de Ortopedia, que acaba de pasar la cuarentena tras haber estado en contacto con sus padres. Aun con todo, no pretende ensalzar a sus progenitores por encima de nadie más, aunque reconoce que la pérdida de ambos ha supuesto un duro golpe para el barrio. «Mi padre era conocido como don José Tomás y mi madre como la señorita Mari Carmen», señala.

«La gente no se lo cree, pero no estaban jubilados. Y aunque quisimos que dejaran de ir a la farmacia, no lo hicieron. Mi padre iba mañana y tarde», comenta Mijimolle. Y añade que su padre era el primero que prevenía: «No salgáis de casa, que no sabéis lo que viene encima».

Mijimolle recuerda que cuando su padre adquirió la farmacia en Leganés, recién licenciado, no influían los méritos, sino que el único criterio era la distancia y la población: «Él pensó que lo mejor era rodearse de amigos con farmacias; una de ellas, mi madre».

Aparte de Madrid, donde han fallecido seis farmacéuticos, Castilla-La Mancha está siendo bastante golpeada por la pandemia (la tercera en número de casos, tras Madrid y Cataluña), donde ya tienen 15 farmacias cerradas. Una de ellas es la de Amparo Gadea, farmacéutica en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), fallecida el 29 de marzo. Justo unos días antes de fallecer acudió al COF de Ciudad Real a pedir protección para sus empleados.

Francisco Izquierdo, presidente del Consejo de COF de Castilla-La Mancha y de COF de Ciudad Real, confirma la preocupación que existe en el sector ante la falta de medios para protegerse: «Los farmacéuticos garantizamos la continuidad asistencial de los tratamientos y en muchos sitios somos el lugar de referencia al que acude el paciente a veces solo para informarse, incluso con sintomatología. Los canales autorizados de los que nos proveemos están intervenidos por Sanidad, y la farmacia no está siendo considerada por el Gobierno para facilitarle el material necesario». Izquierdo añade que tienen las manos atadas «porque ni podemos conseguirlo por nuestros canales habituales ni se nos proporciona por parte de la Administración. Hay cierto abandono». Y subraya que desde el inicio de la crisis en su farmacia no ha visto ni una sola mascarilla, excluyendo la que llegó al principio por parte de la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha, que repartió una a cada farmacéutico, pero dicha mascarilla no es reutilizable.

Esta es la situación y la historia de los nueve farmacéuticos fallecidos en primera línea de la pandemia: José Tomás Mijimolle, licenciado en Farmacia y diplomado en Sanidad, ocupó la Vocalía de Ortopedia del Consejo General de COF de 1985 a 2009, falleció el 28 de marzo a los 79 años por coronavirus. Hijo de farmacéuticos, era titular de una farmacia comunitaria en Leganés (Madrid). Además de vocal nacional, también fue vocal de Ortopedia del COF de Madrid. En este ámbito, fue consejero del Centro Farmacéutico Nacional, y fundador de la Asociación Nacional de Farmacéuticos Ortopedas, en la que ocupó el cargo de secretario y de la que era presidente. Era padre de Carmen Mijimolle, actual vocal de Ortopedia del Consejo General de COF, y de Nieves Mijimolle, vocal de Ortopedia del COF de Madrid.

Amparo Gadea Rodrigo, farmacéutica comunitaria en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), falleció el 29 de marzo en el Hospital La Mancha Centro de Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Unos días antes de fallecer había solicitado al COF de Ciudad Real medidas de protección para los trabajadores de su farmacia, que abrió en agosto de 2002. En ésta también trabaja su marido, que fue ingresado por la Covid-19. Su farmacia es una de las que ha tenido que cerrar. Ha sido premiada hasta en tres ocasiones por el COF de Ciudad Real: en 2009, por sus comunicaciones científicas presentadas a congresos; en 2013, por seguir el Plan Estratégico de Atención Farmacéutica del Consejo General de COF, y en 2015 por su participación en el programa Afpres (Efectividad de un programa de atención farmacéutica comunitaria en pacientes con hipertensión arterial).

Carmen Cuadrado, esposa de José Tomás Mijimolle (fallecido en Madrid el 28 de marzo), murió tres días después que él, el 31 de marzo. Al igual que su marido, también era titular de una farmacia comunitaria en Leganés (Madrid).

El 1 de abril se conoce también la muerte de otros dos farmacéuticos en Madrid, pero el COF de Madrid no ha querido desvelar su identidad, apelando a la Ley de Protección de Datos.

El 2 de abril fallece Pedro García, farmacéutico con botica en Baños de Río Tobía (La Rioja). Tenía 68 años y fue secretario del COF de La Rioja.

El 6 de abril se conoce la muerte de Manuel Ruiz, técnico de farmacia en una botica de Loja (Granada). Tenía 60 años. Ese mismo día el Consejo General de COF comunica también el fallecimiento de otros dos farmacéuticos más en Madrid (seis en total), del que tampoco han trascendido detalles.

El 16 de abril el Consejo General de COF ha dado a conocer el fallecimiento de dos nuevos profesionales: un técnico de farmacia en La Coruña y un farmacéutico en Alicante. El técnico trabajaba en una farmacia en el barrio de Los Rosales, donde lo hace también su mujer, que ha sido a su vez ingresada.

Hilario Pellín es el farmacéutico fallecido el 15 de abril en La Romana (Alicante), donde era titular de una farmacia. Tenía 64 años.