Asociación Española de Farmacéuticos Católicos | Prevención y protección de la salud: algunas consideraciones sobre el preservativo (entrega 1)
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Prevención y protección de la salud: algunas consideraciones sobre el preservativo (entrega 1)

Prevención y protección de la salud: algunas consideraciones sobre el preservativo (entrega 1)

Por Pablo Pascual Villoria.  24 abril 2024

Hace unas semanas el preservativo saltó a los medios tras la propuesta de la ministra de sanidad de financiarlos en jóvenes de 14 a 24 años dadas las tasas crecientes de las ITS (Infecciones de transmisión sexual).

Muchos recordamos el inicio del curso 1990/91, sorprendidos de la campaña institucional “Póntelo-pónselo” dirigida a adolescentes. El mensaje pretendía atajar las cifras epidémicas de las ITS y embarazos no deseados a base preservativo sin intento de consenso previo en la comunidad educativa.

Son más de tres décadas de un pretendido “sexo seguro” realmente engañoso, porque seguro no es.

Conviene no olvidar que tal método fue relegado a segunda fila en su acción anticonceptiva tras la comercialización de “la píldora” en 1960.  Resulta que no es primera elección para prevenir el embarazo y sí para la prevención de las ITS.  Convendría recordar que la condición fértil de la mujer abarca una cuarta parte de su ciclo ovárico.  Sin embargo, continúa la posibilidad de contagio de las ITS a lo largo de todo el ciclo.

En Salud Pública sabemos que el tándem preservativo-sexo seguro es fraudulento. Debería hablarse de “sexo más seguro” como hace la literatura inglesa, más rigurosa en este punto al utilizar la expresión safer sex en vez de safe sex.

Tras la irrupción del SIDA, el órgano de mayor prestigio en Salud Pública (el CDC de Bethesda, USA) afirmó en 1987:

“Las únicas estrategias efectivas son aplazar las relaciones sexuales o que estas sean monógamas entre parejas no infectadas”, recordando a quienes opten por el condón que disminuye, no elimina el riesgo. De esta manera, surgía el Consenso ABC para la prevención de las ITS:

  • A: Aplaza tus relaciones, retrasando el debut sexual o discontinúalas (abandónalas) en la adolescencia.
  • B: Be faithful (se fiel a tu pareja, evita la promiscuidad).
  • C: Condón, para quienes optan por sexo ocasional conociendo sus limitaciones.

Con los datos que tenemos en la actualidad, no se explica cómo se mantiene en el candelero informativo exclusivamente la recomendación C.   Esta estrategia más bien correspondería a una consigna o un eslogan propio de la Revolución Sexual, que agrieta la sociedad por demasiados flancos y que explica el aumento de las ITS, como se encarga de recordar puntualmente la realidad. Las ITS de declaración obligatoria (Clhamydia, Gonococo y Sífilis) se han incrementado un 20% el último lustro con clara tendencia al alza.

Podemos aportar algunas experiencias que muestran la efectividad de los programas de prevención cuando se hace una apuesta ABC cordial y rigurosa.

El caso Uganda: se redujo la incidencia del sida del 15% al 4% en la década de 1990.

El programa TeenStar reconocido por la UNESCO que reduce el debut sexual a la mitad en varones y a un tercio en mujeres.

El programa CIRCE donde la mayoría de los adolescentes sin relaciones sexuales (70% de chicas y 50% de chicos) prefiere esperar la persona adecuada.

Por otra parte, un 60% de universitarios que conocen este tipo de programas participaría como voluntario.

Múltiples consensos llegan en apoyo de lo anterior.

La Conferencia del Cairo de 1994 afirmó entre sus conclusiones:

“Los adolescentes se ven sometidos a presiones para mantener relaciones sexuales… se hace necesario prestar apoyo y servicios de educación sexual integrada con respeto mutuo e integridad del cuerpo”.

Por su parte la OMS Europa (Estándares 2011) reconoce:

“La introducción de la educación sexual en Europa coincidió con una amplia disponibilidad de anticonceptivos que separan sexualidad y reproducción”, provocando una Revolución Sexual en torno a 1970.

En plena revolución sexual, se definió un concepto de salud sexual por la OMS (1974): “Integración de los diversos aspectos de la sexualidad (biológicos, emocionales, intelectuales y sociales) para el logro de experiencias que mejoran la personalidad, la comunicación y el amor”.

En 2006 la OMS amplía la definición:

“La salud sexual previene el temor, la vergüenza, la culpa, las creencias falsas, enfermedades y deficiencias con desarrollo de la identidad, rol, orientación, erotismo, placer, intimidad…desde un acercamiento positivo y respetuoso”.  

Las ciencias de la Salud y de la Educación, abogan por una educación para la salud sexual de calidad; que acierte a contextualizar, que informe sin sesgos sobre un asunto tan crucial donde confluyen salud, afectividad, fertilidad, realización personal…donde importa la entrega madura, el autocontrol, la asertividad, la empatía, la resiliencia, el liderazgo para una identidad lograda varón o mujer.

Se trata de un camino lento, a veces fatigoso, que no admite atajos, donde está en juego la experiencia de la comunicación en el amor, que sale del ego y descubre el nosotros.

José María Gironella se alarmaba ante la confianza en el preservativo:

“Los niños del mundo occidental dan pena. La permisividad resulta tan peligrosa como vivir en Somalia, como nacer mujer en Arabia, como buscar pepitas de oro en la selva amazónica”.

Debemos cuestionarnos una y otra vez ¿Es posible mantener las capacidades afectiva y fértil sin negarlas a priori como realiza sistemáticamente la cultura anticonceptiva? La respuesta es afirmativa.

Ante el vértigo o marasmo según se mire, ante políticas erráticas de salud sexual, inmersos durante varias generaciones en una revolución sexual acelerada por la reciente revolución digital, muchos jóvenes están confusos y gran número de padres desbordados.

Un 20% de jóvenes de 18-25 años se declara bisexual según un reciente informe del Instituto de la Mujer. Desde una antropología del hombre espíritu encarnado, la salud pública puede ofrecer soluciones que “integren sin anular” las fuentes del amor y la vida, preservando su delicada homeostasis, respetando el crecimiento lento y seguro que humaniza la intimidad personal y relacional.

Al tiempo de las revoluciones sexual y digital, se ha desarrollado una revolución epidemiológica que permite conocer a fondo el problema y apuntar los núcleos relevantes a desarrollar para salir del atolladero.

La salud pública al tiempo que identifica potentes factores de riesgo aporta los núcleos educativo-preventivos de mayor interés: contenidos, actitudes y hábitos requeridos en las distintas etapas evolutivas.

José Luis Pinillos ha sabido mostrar la cuestión de fondo:

“No por mucho practicar se madura más temprano; adquiere quizá una pseudo competencia en materias que en realidad no entiende; resultado de tanta precocidad es un adolescente entrado en años para quien el mundo es infinita prolongación de su ego”.

Es tal la tensión ciencia-ideología que la mismísima Declaración de Derechos Humanos (DDH) se ha puesto en entredicho.  Defendámosla antes que se evapore:

Las campañas estatales de prevención nacieron sin consenso y focalizadas en exceso, como manifestó algún técnico de la comunidad educativa: “resulta excesiva la concentración de información sobre el preservativo como núcleo educativo” (Alvaro Marchesi).

Amando de Miguel reflejó la más grave carencia: “No se alude a la familia; como si los muchachos fueran internos de un inmenso orfanato nacional”.

Según expone el artículo 26 de la DDH: “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad. Los padres, derecho preferente a escoger la educación de los hijos”.                       

1. Algunos anuncios de la campaña “Póntelo-pónselo” (curso 1990/91) finalizaban en off: “No te cortes. El preservativo es el medio más eficaz para la prevención. Así sentirás placer, tranquilidad y serás feliz en tus relaciones sexuales”.

La persona aspira tanto al bienestar personal como al bien ser; autoestima que proviene de recibir toda la información y asumir una responsabilidad personal y enfocada al bien común. Conviene recordar que la conducta sexual pertenece a la esfera privada, pero los errores los pagamos todos.

 “Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad”. DDH Art 27, 29 

En 1992 la Audiencia nacional anuló la campaña “Póntelo-pónselo” por inveraz, parcial y por atentar contra la Salud Pública vulnerando la Ley General de Sanidad (art 35) o la Ley General de Publicidad (art 8.6, art 34.2). Confiar la prevención al preservativo es peligroso, tanto como confiar al airbag la prevención de accidentes.

El mensaje permanece invariable: “Sal como quieras, pero no salgas sin condones. Es la única forma de protegerte del VIH y otras ITS” (Campaña 2022/2023).

Por otro lado, la DDH en su artículo 3 menciona que “todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.

2. El lóbulo frontal, sede de moralidad y órgano civilizatorio –según A. Luria-, regula el control de impulsos, anticipación y responsabilidad, onda madurativa incompleta hasta los 20 años, como comprobamos hoy con ayuda de la RMNf (resonancia magnética funcional).

Dos mundos, uno arcaico de instintos y emociones (límbico) y otro más joven, razonador (corteza) –Levi Montalcini- requieren integración.

Por otro lado, según A. Moles, los media aportan información, imágenes sobre hechos, instituciones, personas y también generan miedos, rechazos, intolerancias, protegen, valoran, aplauden, condenan, configuran al individuo en una determinada cultura. Una agresiva realidad virtual se cuela día a día en nuestros hogares.

“Toda persona tiene derecho a la protección de injerencias arbitrarias en su vida privada, familia, domicilio, honra y reputación”. Art 12.

3. Para bien o para mal los hábitos optimizan la conducta. Cerebro y gónadas configuran un ser humano masculino o femenino, cableado de nodos y enlaces que conectan dos hemisferios y cuatro lóbulos, acomodándolo al entorno mediante poda y mielinización, onda de doble gradiente hacia arriba y adelante.

El axón mielinizado multiplica  x100 rapidez y x30 frecuencia de emisión, un total  x3.000 ancho de banda. Todo esto ocurre en modo vertiginosos en la adolescencia, de trascendencia tal que es objeto de estudio de la Neuroética.

4. Entre los hábitos educativos a adquirir, es esencial vigilar (sanear) el deseo (Popcak):

  • Deseo de dignidad -no tenemos sueños baratos- que puede degenerar en arrogancia-interior, vanidad-exterior o frivolidad de tantos lugares comunes.
  • Deseo de justicia. La pérdida de autocontrol concluye en injusticia con el más débil.
  • Deseo de seguridad y bienestar se confunde a veces con relaciones de dependencia.
  • Deseo de comunión, amar/ser amado, modestia, ternura puede confundirse con lujuria y relación de dominio.
  • Deseo de paz, liderazgo, magnanimidad que no cabe confundir con la personalidad apocada, pusilánime, perezosa.

Las revoluciones impacientes se curan con educación paciente. “La mejor educación sexual es una buena educación”, afirma tradicionalmente la salud pública.

D. Kahneman, padre de la economía del comportamiento –recién fallecido y Nobel 2002- recomendaría a la señora ministra tomar decisiones en modo dos, sin atajos intelectuales, desarrollando un conocimiento pausado y analítico, desde la experiencia y el esfuerzo.