14 Abr CARMEN SANCHO
Había terminado el Concilio Vaticano II y se vio conveniente que los misioneros volviesen a su nación para renovarse. Yo volví en el año
1970, habían pasado 8 años. Tenía mucho que contar y agradecer y dediqué casi todas mis vacaciones a visitar algunos colegios farmacéuticos. Fue entonces cuando el colegio de Madrid me nombró colegiada honoraria. Desde entonces recibo información de todas las actividades de los farmacéuticos de Madrid.
Después de 28 años en el Hospital de Nazareth, de acuerdo con nuestro carisma, dejamos el hospital a otra congregación religiosa, Hermanas Indias, hermanas indias expertas en hospitales y nosotros fuimos a
abrir nuevos caminos al Evangelio. Fue en la zona rural donde las necesidades eran mayores y estaban peor atendidos; junglas sin caminos, ni luz, ni teléfono. Desde 1990 estoy en la misión de Sonapahar.
La misión (Parroquia) atiende 80 pueblos en un radio de 35 Km, a la mayoría de ellos hay que llegar andando dos y tres horas; sube y baja montes, cruza ríos.
En la misión tenemos escuela desde primaria hasta preuniversitario con unos 500 alumnos; una de nuestras hermanas es la directora. Dispensario con una hermana enfermera que hace más que un médico en España. Internado de chicas. En estos últimos 5 años, yo estoy encargada de la pastoral de la parroquia. Visitar las comunidades cristianas esparcidas por
los poblados. En la pastoral entra su vida cristiana, salud, educación de los niños y desarrollo económico.
La diócesis de Shillong ha sido dividida en tres diócesis. Desde el 6 de Mayo de este año Sonapahar pertenece a la diócesis de Nongstoiñ y justo el mismo día el señor obispo, Víctor Lendo, de la tribu Khasi me pidió me hiciese cargo de formar y animar las comunidades de base o comunidades eclesiales en la nueva diócesis.
Se trata de que los cristianos vivían el espíritu de unión y amor fraterno de los primeros cristianos, de que se sientan que son Iglesia y responsables de continuar la misión de Jesucristo, de hacer un mundo mejor, ayudándose mutuamente en el campo espiritual y material, y eso siendo inspirados y empujados por la lectura y reflexión del Evangelio en la comunidad.
Y en esta comunidad cristiana a parte de vivir esa unión entre los vecinos y profundizar en la fe se ayudan también a mejorar la salud de los vecinos, la educación de los niños y procurar económico de la comunidad.
Pienso que tendremos que comenzar por preparar de entre la misma gente de los poblados asistentas rurales sanitarias que impartan educación sanitaria puedan tratar enfermedades: malaria, diarreas ….. Esto lo
comencé ya en la misión de Sonapahar.
La nueva diócesis de Nongstoiñ es pobre y sin medios económicos, comienza confiando en la providencia y la generosidad de quienes
deseen ayudarnos. Hay mucho que hacer en los campos de salud, educación y desarrollo económico.