14 Abr CARMEN SANCHO
Misionera, farmacéutica, 45 años en la India.
Era el año 1940, tenía yo entonces 9 años. El Secretario de Misiones de la Delegación de Valencia vino al colegio de las Trinitarias y nos puso unas diapositivas de misioneras que vivían en China, para dar a conocer a Jesús. Recogían también a las niñas bebés que sus padres abandonaban. Fue entonces que descubrí que no todo el mundo era cristiano, y que existían muchos los hombres que no conocían a Jesucristo.
En mi mente de niña, pensé en la heroicidad de aquellas monjitas, «dejarlo todo para siempre para servir a los más necesitados y dar a conocer a Jesús. Me dije en mis adentros: «cuando sea mayor yo también iré «.
Llegó la adolescencia con sus problemas, terminé el bachiller y mi padre quiso que estudiase Farmacia, aunque yo hubiese preferido Medicina. Solo después, en la India, descubrí lo providencial que había sido estudiar Farmacia.
Justo antes de entrar en la Facultad hice unos ejercicios espirituales. Es la edad que toda joven desea amar y ser correspondida, fue cuando descubrí el amor personal de Jesucristo. Mi vida y la visión de ella cambió de color. Desde aquel momento puedo decir que nunca más me he sentido sola, Jesucristo fue el amigo fiel y confidente que estaba siempre conmigo.
Cuando llegué a los 18 años tuve que decidir que era lo que Dios quería de mi. Es la edad en que la vida te sonríe y no fue fácil discernir y decir «si» a Dios.
Me empujó el pensar ,si Jesucristo suponía tanto en mi vida y había tantos que desconocían los tesoros escondidos en El, yo podría ayudarles a descubrirlo.
Cuando a finales de tercero de farmacia dije a mis padres que quería ser misionera mi padre se entristeció muchísimo. No le importaba cualquier otra vocación religiosa, pero misionera no, ya que por aquel entonces, era
ir para no volver más.
En quinto de farmacia mi padre mi padre enfermó gravemente y antes de morir me dijo: «Termina farmacia y luego haz la voluntad de Dios». Tenía ya su bendición.
Terminé Farmacia y después de un año ingresé en la Misioneras de Cristo Jesús, una congregación que se fundó en Javier, Navarra, el año 1944, y cuyo carisma era EVANGELIZACIÓN en países dependientes de PROPAGANDA FIDE, ósea, totalmente misioneras, sin posibilidad de quedarse en España.
Habían sido 6 años de espera desde que descubrí mi vocación, fueron los años más difíciles, mantener mi vocación en un ambiente estudiantil, no es fácil. Todo fue gracia de Dios.
Dos años de formación en Javier. Al terminar el noviciado me destinaron a la India. En el noreste de la India, en Shillong, capital del estado de Meghalaya, centro del estado de la tribu Khasi. El obispo había pedido a nuestras hermanas que comenzasen el primer hospital católico de todo el noreste de la India. Dos hermanas médicos, fueron primero, yo tendría
que hacerme cargo de la farmacia y laboratorio. Tenía la carrera pero sin prácticas. Durante un año practiqué en el laboratorio del Hospital Clínico de Navarra y luego fui a Londres para aprender inglés.